Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
Nos enseña a estar vigilantes y preparados para la venida del Señor, ya que, no conocemos el día ni la hora, pero sí, vivimos conforme al corazón de Dios, mantengamos nuestro primer amor y busquemos la plenitud del Espíritu Santo, estaremos listos.
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